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Cuevas de Provanco: La Invención de la Cruz

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Iglesia de "La Invención de la Cruz". Quizá porque la palabra "invención" -en el ámbito narrativo-, conlleva la idea de ficción, fantasía o leyenda surgida de una mente humana, este nombre, para una iglesia cristiana, no deja de ser un poco chocante. Posiblemente por ello, a las iglesias con esa advocación, también se les suele llamar Vera Cruz, un nombre simplificado que lo hace más "entendible" a las actuales mentalidades cristianas. La Vera Cruz (verdadera cruz), sobre la que Cristo murió, y por ese motivo, sagrada.


Hemos podido, hace poco, acceder al interior de un templo que fue bautizado con ese nombre, la Invención de la Cruz, en la segoviana Cuevas de Provanco.

Románico, pero con importantes reformas posteriores, guarda en su interior interesantes vestigios de sus primeras épocas: el arcaico ábside, un precioso coro con viva coloración, algún que otro capitel, una magnífica pila bautismal...




Copa lobulada y armoniosamente trabajada, entre sus gajos asoman divertidas cabezas humanas... y el coro?, que me decís del coro? 

Pero lo más sorprendente fue ver que, llamativas, tras el retablo gótico que separado del ábside deja un pequeño corredor entre ambos, despuntaban unas pinturas murales de impactante vivacidad que parecían ansiosas de ser contempladas:





No nos quedó la menor duda, tras deleitarnos en su contemplación, que el ábside y posiblemente alguna que otra pared, había poseído en otro tiempo un animado mural repleto de imágenes de gran fuerza cromática que habían proporcionado, en su momento, una peculiar personalidad y un enérgico esplendor al templo.

Lamentablemente, hoy en día solo quedaba una pequeña muestra de ello, que se nos mostraba ahora ante nuestros ojos contemplativos.



Reconocimos la escena de la Anunciación, cuyos protagonistas, estaban forzosamente separados por la ventanita central del ábside; reconocimos asimismo a San Pablo por la empuñadura de su espada, ya desaparecida, y deducimos, por derivación, que su correspondiente figura opuesta sería San Pedro. Pero del resto de imágenes, no conseguimos identificar ninguna otra escena ni a ningún otro personaje:




La Coronación de la Virgen?
La resurrección de Lázaro o la curación del paralitico?
Lo parecían, sí, pero no acabábamos de verlo claro.


Una vez en casa, buscamos información sobre esas pinturas en los medios internáuticos, pero poco hay escrito sobre ellas y menos sobre su identificación, así que para nosotros, seguian siendo un interrogante. De hecho, tras pensar en ello, la solución nos la dio el propio nombre de la iglesia: la Invención de la Cruz.

Esa importante reliquia, sagrada por lo que fue y por lo que representa, fue rescatada, según la tradición, por una mujer a la que la Iglesia Romana y la Ortodoxa han ensalzado desde siempre: Helena de Constantinopla, santa, reina, emperatriz, considerada como la madre del cristianismo.

De ascendencia humilde, llegó a lo más alto y según su historia, fue ella quién influyo a su hijo Constantino el Grande, para que abrazara el cristianismo y lo legalizara, algo que fue esencial para la expansión de esta religión. Cuenta la leyenda que Helena murió tras muchos años de vida piadosa, en la que se incluye la hazaña de peregrinar a Tierra Santa para encontrar los restos de la Cruz de Cristo.

De las distintas versiones de esta leyenda que se originó en Jerusalén por el s. IV, Santiago de la Voragine popularizó la que se conoce como la "de Judas Cyriacus", y ésta es, la que opinamos, se representó en los murales de la iglesia de Cuevas de Provanco:



A su llegada a Jerusalen, Helena indaga entre los judíos para saber donde está escondida la cruz de Cristo. Le indican el nombre del poseedor del secreto: Judas Cyriaco. En su inicial negativa, Judas (quién a la larga, convertido, acabaría obispo de Jerusalén), es amenazado y castigado por la emperatriz, tras lo cual, revela que la cruz se halla enterrada en el Gólgota, bajo el templo de Venus que anteriormente había sido construido por el emperador Adriano.



Tras ir al lugar indicado y destruir el templo pagano, Elena mandó desenterrar las cruces y para tener la certeza de cuál de las tres era la verdadera, la Leyenda Dorada incorpora la escena de la milagrosa recuperación de una persona muerta que fue revivida por el toque de la Cruz. 



Una vez fue proclamado emperador, Constantino decidió llevar a su madre a vivir con él a la corte imperial confiriéndole el título de Augusta y ordenando que se le tributaran honores como la madre del soberano. 

La similitud de la escena de este reconocimiento, con las esbozadas en las representaciones de la Coronación de la Virgen por su hijo Jesucristo, es más que evidente.


***


"Inventio sanctae crucis dicitur, quia tall die santa crux inventa fuisse refertur. Nam et antea fuit inventa a Seth, filio Adam, in terrestri paradiso, sicut infra narratur, a Salomone in Libano, a regina Saba in Salomonis templo, a Judaeis in aqua piscinae, hodie ab Helena in morte calvarie" (Jacopo da Varagine, Legenda Aurea. LXVIII)

A pesar de carecer de la cruz, atributo con el que actualmente se suele representar a Santa Helena de Constantinopla, creemos que es a ella y su leyenda a quién homenajean estas pinturas de Cuevas de Provanco, confiriendo explicación lógica a su originalísima advocación: el templo de la Invención de la Cruz. (1)




Salud y románico


(2) Vida de Santa Elena
(3) Judas Cyriacus


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