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Silencio en la sala!!

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"La primera virtud es la de frenar la lengua; 
y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse". 
Catón, político romano


Cuentan los historiadores que en la entrada de los templos de la antigua Roma se encontraba la estatua de un joven con el dedo puesto sobre sus labios como pidiendo silencio o prudencia al hablar.

Se trataba de Harpócrates, representado como un joven o niño desnudo que con su dedo indice señala su boca cerrada y que sujeta en la otra mano el cuerno de la abundancia.

"Dios grande del silencio", como lo llamó San Agustín y que, según Policiano, era venerado en Grecia con el nombre de Sigalión, donde compartía atributos con Hércules, Baco y Eros cuando de niños. Con este último, llegó a sincretizarse hasta el punto de conocerse con las dos denominaciones a un mismo dios.

Parece que su origen se remonta al antiguo Egipto, siendo allí una de las personificaciones del dios Horus infante.



El niño divino que se menciona en el Libro de los Muertos no es otro que Harcóprates, al que se solía representar desnudo con el dedo en la boca, interpretado a veces como reclamando silencio y otras como el sol invernal o del amanecer, débil, desnudo y desprotegido, esperando fortalecer y crecer.

Advierte en este caso Plutarco que: "No hay que imaginar que Harpócrates sea un dios imperfecto en estado de infancia ni grano que germina. Mejor le sienta considerarlo como aquel que rectifica y corrige las opiniones irreflexivas, imperfectas y parciales tan extendidas entre los hombres en lo que concierne a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción y silencio, aplica ese dios el dedo sobre sus labios" 

Y de ahí su atributo inconfundible, el Signum harpocraticum. 


Signum harpocraticum (2) 
De este modo, el signum harpocraticum es a la vez signo del silencio y también del secreto, del secreto que se debe guardar sobre el saber que nos es confiado y la sabiduría que no se debe revelar a quienes pueden hacer mal uso de ella o a quienes no son capaces de guardarla con prudencia y discreción.

Así, Harpócrates, "encarnaba el secreto que, se fortalece por el silencio pero se debilita y desvanece por la revelación".

Por ello se emplazaba a la entrada de los templos, para recordar a los sacerdotes y aquellos que conocían los misterios de los dioses, la prudencia y el sigilo que debían observar para cumplir esa ley.



Volverse hacia uno mismo y descubrir un silencio tan antiguo como el ser, más antiguo inclusive. Dónde estas Harpócrates? dónde te encuentras?

No sé dónde, cuando y por qué fue postergado Harpócrates, pero resulta curiosa la ausencia de un dios tan necesario como éste en nuestras vidas, el dios del silencio, no tan solo del silencio que mitiga el griterío o la bulla, sino del silencio lúcido, el del secreto, aquel que nace de la sabiduría, la prudencia, la moderación y la sensatez.

Aquí, hoy y ahora te rendimos veneración! Vuelve a este mundo perturbado donde los hombres ofuscados se revuelcan en la necedad. Te suplicamos que vuelvas, Harpócrates!!

Tu figura desaparece en el tiempo quizá absorbida por alguna otra deidad que anuló tu atributo más notable, el signo harpocrático y del que no se ha registrado ni siquiera en el arte románico una sola vez,


...o quizá, sí?


Foto: fggil31 (3)




Recientemente hemos tenido noticia de este capitel que, rescatado del anonimato y expuesto en el Museo de Jaca, ha hecho las delicias de muchos amantes de lo bello. La fotografía expuesta aquí y que amablemente nos ha prestado su autora, fue lo que nos alertó de la aparición de éste, el gesto harpocrático, en un elemento de la época románica.

Observando el contexto del capitel, tan perfectamente modelado y estructurado, caemos en la tentación de reflexionar sobre la inspiración que nos produce su maestría:



"Cuando ves lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad", manifiesta Victor de Vigny.

Y como bien representa el maestro en este capitel, no hay nada más débil para el hombre sabio y libre que nuestros cuerpos de hombre-bestia, tristemente dependientes de los vicios, de dolores y pasiones, y dentro de los cuales, Harpocrátes, al igual que el sol del amanecer, se fortalece y crece en el silencio, amparado por el intelecto y la voluntad o -como otros los mencionarían-, por águila y el león:  "...Y encontramos en las páginas del Sigalión, al águila y al león, ocupados de su perpetua vigilancia y altas aspiraciones, avatares, en fin, del silencio lúcido"  Nieremberg (Stromata S.Scripture) (4) 

El águila y el león entre el silencio lúcido



Y en cuanto al silencio lúcido o "bien entendido", todos deberíamos ser conscientes que, es de éste tipo de silencio del que nacen toda clase de bienes, y eso es exactamente el significado del cuerno que el dios porta en su mano. (Prontuario de las Artes)(5) 

Aunque, lamentablemente, el peculiar desportillado que el capitel tiene en este punto concreto, ha dado pie a algún que otro sorprendente tipo de especulación. 





"La primera virtud es la de frenar la lengua; 
y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse"





Capitel de Jaca del sátiro, del efebo o del ave fénix, 
que en realidad es el de harpócrates.



Salud y románico




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