Nihil Novi
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En una reciente conversación de sobremesa, nos plantearon lo intrascendentes que son las consecuciones del ego humano. La absurda vanagloria que suelen arrastrar estos presuntos logros nos impiden vivir con la llaneza necesaria para llegar al profundo conocimiento de nosotros mismos.
La consideración de que, al final, todo aquello a lo que nuestra personalidad da importancia en esta vida desaparecerá y la cuestión de qué es lo que realmente quedará, solemos planteárnosla al enfrentarnos con algún “memento mori”, ya sea en carne propia o en la de un ser conocido o querido.
La consideración de que, al final, todo aquello a lo que nuestra personalidad da importancia en esta vida desaparecerá y la cuestión de qué es lo que realmente quedará, solemos planteárnosla al enfrentarnos con algún “memento mori”, ya sea en carne propia o en la de un ser conocido o querido.
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Y así como Hamlet se lo planteaba mientras sostenia el cráneo del que anteriormente había sido el bufón de la corte, la mayoría de nosotros también solemos esbozarlo al pasar por un camposanto y, especialmente, cuando topamos con alguna lápida como ésta:
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HIC IACIT PVLVIS+ CINIS+ NIHIL+
(Aquí yace polvo, cenizas, nada)
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(Aquí yace polvo, cenizas, nada)
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Breves palabras que aluden a lo efimero de la vida, a la desintegración de la materia y a la ausencia de identidad.
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Cavilando sobre ello, recordamos que en la iglesia románica de San Pedro en Grado del Pico (Segovia) -templo que posee unos de los más delicados rurales esculpidos-, nos topamos, a saber por qué irónico azar, con algo que debería recordarnos lo que realmente somos.
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Según parece, al igual que la mayoría de las restantes edificaciones románicas, el aspecto original del templo ha sido modificado con el paso del tiempo. Sólo tenemos que observar la parte inferior del muro para comprobar que en los siglos posteriores a su levantamiento la pared ha sido perfectamente “reparada”, y para ello –como era lo habitual-, se reutilizaron sillares o losas procedentes de otras estructuras cercanas.
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Posiblemente, uno de estos lo tenemos en el pequeño bloque recortado que se encuentra en el linde derecho de la puerta y que deja bien visible la inscripción NIHIL (NIIL), palabra que por ella misma nos recuerda lo que somos sin la benevolencia del creador. Nada.
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Sin duda, la sincopada NIIL de Grado del Pico será un "nihil" nominal, pero probablemente no del paso de "alguien” en pos de algo, sino de la incertidumbre de la “nada”.
Aunque seguramente nada nuevo descubramos, porque como repite la sabia frase del Eclesiastés reiterada en todas épocas desde el medievo: NIL NOVUM SUB SOLE.-"Nada nuevo hay bajo el sol"-.
Vanidad de vanidades. ...NJIL, nada de nada.
Salud y románico