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Para qué quiere un centauro cazar una sirena?

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En la edad media, cuando la suerte común del ser humano era la pobreza y bastante tenía el hombre de a pie con seguir subsistiendo, intuimos que no obstante, intentaba aprovechar cualquier oportunidad de sacarle a la vida alguna que otra satisfacción, y era el erotismo, aquello más inmediato y placentero que tenían a su alcance.




En contrapartida, la ideología religiosa del momento predicaba precisamente todo lo contrario, viendo en la carne, y especialmente en la de la mujer, el enemigo fundamental del alma y el camino más rápido para hacerse acreedor de la condena eterna. 

Y así, mientras unos defendían virulentamente esta condición, otros, se revelaban ante lo que consideraban una hostil represión. 

Entre ellos había un colectivo de intelectuales, clérigos desencantados y universitarios pícaros que, proscritos y vagabundos conocidos como goliardos, que promovieron, en el siglo XII, una poesía de corte popular que, contrapuesta al caballeresco y galante "amor cortes" -de la narración trovadoresca-, celebraba la satisfacción carnal y el amor sensual, pues mientras el trovador canta a la dama, el goliardo lo hace a la mujer.





Según la colectividad goliarda, el proceso amoroso se estructura a través de un código que aúna tanto elementos espirituales como sociales y cuyo procedimiento, se asocia a un concepto de estrategia militar o de cacería: la conquista amorosa como asalto a una plaza fortificada o con la captura de la presa tras una larga persecución. 

Así, inspirándose en modelos legendarios, el instruido pero libertario hombre medieval, establecerá unos cánones delimitados que enumeran cinco fases en el amor pasional (1)"Visus et alloquium, contactus et oscula amantum; postremus coitus, luctati clausula belli"

"Vista, diálogo, contacto, besos y, finalmente, la cópula, coronación de la enconada guerra" ("Fecunda ratis" Egberto de Lieja)



"Mittit pentagonos nervo stribente sagittas, quod sunt quinque modi, quibus associamus amori: visus; colloquium, tactus; compar laborium necatris alterni permixtio, comoda fin; in lecto quintum tacite Venus exprimit actum."  

"Lanza con tu arco cinco silbantes flechas,
son los cinco modos a los que asociamos el amor
miradas, palabras, tacto, fusión de labios
alternando y compartiendo esta mixtura llega el complaciente final,
en la cama, el quinto acto, representa tácitamente Venus"
(Carmina Burana -poema 154, hexámetro 6-10)


"Lanza con tu arco cinco silbantes flechas..."


Siendo la intención amorosa una constante en el pensamiento del hombre medieval, es lógico que algunas mentes talentosas utilizaran su ingenio para manifestar ese anhelo sin ser amonestadasencubriendo lo prohibido bajo otra apariencia y de esta forma sutil, dejar constancia de su filosofía. 

Algunas veces, como irónica burla, en casa propia de los perseguidores:



Un par de figuras aparentemente independientes:
un arquero en posición de disparo y una bella doncella arrodillada. 
Nada parece indicar que una escena tenga que ver con la otra.


Aunque en el caso que se tratara de un centauro en lugar del arquero 
y de una sirena en lugar de la dulce doncella,
entenderíamos perfectamente la similitud del mensaje.
No en vano, esta escena de seres sublunares, es frecuente en el románico. Foto: Ray


Observando bien a la doncella de largos cabellos, 
vemos que, de rodillas, simula su vestido una cola de pez. 
En su mano izquierda levanta un espejo, 
uno de los atributos que suele acompañar a las sirenas.





La verdad es que siempre nos hemos preguntado para qué quiere un centauro dar caza a una sirena?

Quizá saldremos de dudas a la vista de la siguiente foto, pues la evidente alusión a las intenciones del arquero queda patente a la vista de su cinturón, y es que quizá un  "goliardo tallador" nos dejó la irónica respuesta...



Salud y Románico



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